domingo, 27 de enero de 2008

Después de los Recorridos

El Museo de Imaginería Urbana ha realizado éxitosamente cinco recorridos por diferentes sectores de la ciudad de Medellín, recogiendo poco más de docientas piezas que han conformado su colección Inventario de Imaginería Urbana, el cual hoy expone al público. Como resultado de este proceso, el Museo se ha encontrado con situaciones y objetos bastante inesperados que han enriquecido nuestra lectura de las imágenes populares que se generan en ésta ciudad. Por un lado encontramos una calurosa acogida por parte de las personas que participaron de la acción, queriendo involucrarse más con el proyecto, visitar la exposición e incluso donarnos piezas así no recibieran nada a cambio, pues se hizo necesario en el proceso poner un límite de máximo tres obras intercambiadas por persona.

La constante fue: yo no cargo “maricaditas” en la billetera…lo cual no era nunca cierto y en cuanto las personas buscaban en la billetera encontraban aunque fuera alguna imagen que guardaban sin razón aparente allí, pero que estaban dispuestos a cambiar. Incluso nos encontramos en numerosas ocasiones con objetos de un gran valor sentimental que igualmente fueron intercambiados con el Museo a pesar de la dificultad que tuvieron sus dueños para deshacerse de ellos; por eso, el Museo de Imagiería Urbana no queriendo desconocer este valor agregado de estas imágenes les ha rendido un homenaje inlcuyendo los testimonios de los donantes, para el conocimiento del público.

En general, encontramos que los habitantes de Medellín son grandes consumidores de imágenes: las guardan, las conservan, las aprecian… en especial de las imágenes religiosas, las cuales, dentro de la colección, son sólo superadas en cantidad por las tarjetas de presentación… las cuales son conservadas siempre bajo la convicción de que “para algo ha de servir…”. Estas imágenes religiosas son celosamente llevadas como amuletos de inmunidad, estos pequeños objetos actúan como cuidadores y por eso las personas se desprenden de ellas más difícilmente. Fotografías recibimos muchas menos de las esperadas, pues las personas temen ver sus rostros exhibidos por ahí, y finalmente no faltaron los más vivos que con tal de cambiarnos algo sacaron la basurita del bolso y nos cambiaron envolturas de dulces. Sin embargo, a todos ellos queremos reconocerles sus donaciones, y darles las gracias por su amable contribución al Inventario de Imaginería Urbana, aquí están todas sus cositas así como lo prometimos: como si fueran lo más importante de este mundo, porque para el Museo de Imaginería Urbana lo son, ellas no sólo son su razón de ser, ellas son el Museo.

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